Fue una mujer visionaria, adelantada a su época, de grandes capacidades y portentosa imaginación. Augusta Ada King, más conocida como Ada Lovelace (Londres, Reino Unido, 1815) es reconocida por muchos como la primera programadora de ordenadores de la historia y pionera de la era informática, gracias a su trabajo junto al matemático Charles Babbage y sus brillantes ideas sobre las potenciales aplicaciones del invento de este, la máquina analítica. 

A pesar de la polémica que aún suscita la autoría de aquellos avances, parece unánime que esta matemática británica, hija del poeta romántico Lord Byron, desarrolló algunos conceptos visionarios que marcaron la transición del simple cálculo numérico hacia la era informática moderna. ¿Quieres saber cómo lo hizo? ¡Te lo contamos a continuación!

“La imaginación es la facultad del descubrimiento. Es lo que penetra en los mundos nunca vistos a nuestro alrededor, los mundos de la ciencia”
La joven Ada recibió una educación impecable y estricta. Fuente: Wiki Commons

La pequeña Ada vino al mundo a principios del siglo XIX en un hogar infeliz. Prueba de ello es que, cuando solo contaba con un mes de vida, su madre abandonó el hogar conyugal y a su marido, el conocidísimo poeta del Romanticismo, Lord Byron, llevándose consigo a la niña. Tan solo tres meses después, el escritor tuvo que huir de Inglaterra ante la presión de acreedores y multitud de escándalos, entre ellos, rumores de incesto con su hermanastra. Su madre solicitó el divorcio y logró la custodia de la niña, por lo que Ada creció entre las atenciones de esta y su abuela materna, quien la adoraba. 

Fue una pequeña estudiosa a la que le encantaba leer. Su madre, que era una apasionada de las matemáticas y la astronomía, le dio una educación cuidada, que incluía música, francés y matemáticas. Para ello, contó con los servicios de Mary Somerville, quien era una matemática y astrónoma de gran prestigio. Ella fue su tutora y uno de los grandes referentes de la pequeña. A los siete años, pasó varios meses convaleciente por una enfermedad, y a los catorce tuvo sarampión, lo que le causó una parálisis en las piernas que duró largo tiempo. Durante estos periodos, Ada intensificaba sus estudios y lecturas, lo que, unido a una gran soledad a causa de los largos viajes de su madre, le ayudó a desarrollar una extraordinaria imaginación. 

Durante su adolescencia, se obsesionó con la idea de volar. Para ella, era posible construir algún tipo de máquina con la que el ser humano podría llegar a surcar el cielo. Años más tarde, con 18, su curiosidad innata la llevó a descubrir las maravillas mecánicas de la época, como el «telar de Jacquard« que ya funcionaba con tarjetas perforadas. Ada estaba entusiasmada con las posibilidades de aquella máquina. En 1833, conoció a Charles Babbage, un conocido matemático que había desarrollado una calculadora mecánica llamada máquina diferencial, capaz de hacer operaciones numéricas. El inventor también diseñó, aunque nunca construyó, la que es considerada una primera máquina de computación. Sus creaciones fascinaron a Ada y su estímulo ayudaron a la joven a concebir una idea visionaria: construiría un telar de Jacquard aplicado a los números. Es decir, una computadora.

Su sueño era alcanzar una vida intelectual de primer nivel y su hambre de conocimientos era inaudita para una mujer en su época
Ada Lovelace se relacionó con personalidades de su época como el escritor Charles Dickens. Fuente: Wiki Commons

 El 8 de julio de 1835, Ada se casó con el influyente aristócrata William King-Noel, Lord Lovelace, adoptando el nombre de su marido para firmar sus trabajos.  Con él tuvo tres hijos, sin embargo, en numerosas ocasiones expresó lo frustrante que le resultaban las dificultades para avanzar en sus estudios debido a sus responsabilidades como esposa y madre. Las habilidades de Ada con las matemáticas habían empezado a destacar desde sus 17 años, y muchos de sus profesores consideraron que podría convertirse en una destacada investigadora. El hambre de conocimiento de la joven era insaciable y su sueño era alcanzar una vida intelectual de primer nivel, más allá de sus obligaciones familiares. 

En esta época, su salud comenzó a deteriorarse. Comenzó a tomar opiáceos para tratar problemas digestivos y respiratorios. Estos le causaron delirios y algunos trastornos de personalidad. A pesar de todo, siguió adelante. Escribió a Babbage, con quien seguía en contacto tras su matrimonio, y le dejó claro su interés en una colaboración científica. Él le propuso, en 1841, que tradujese un artículo sobre su máquina analítica escrito por el científico italiano Luigi Menabrea. También le animó a añadir sus propios comentarios y opiniones sobre el tema, y el resultado fue una obra llamada Notas, en la que Ada explicaba sus propias teorías sobre la máquina analítica, con el anexo del artículo traducido. Firmó solo con sus iniciales, AAL, aunque pronto se supo su identidad y su condición femenina hizo que no fuera tomada muy en serio por sus colegas de la época. Sin embargo, con el paso del tiempo, la obra alcanzaría una gran notoriedad, concediéndosele más importancia que al propio artículo de Menabrea. 

Por su visión y decisivas aportaciones, muchos expertos la consideran la primera programadora de ordenadores de la historia
Más allá de las polémicas, las aportaciones de Ada Lovelace fueron brillantes y destacadas. Fuente: Wiki Commons

¿Qué contenían aquellas notas para que se les diera tanta importancia? Partiendo del trabajo de su colega, Ada fue capaz de desarrollar algunos conceptos visionarios muy adelantados a la época. Así, dejaba claro cómo funcionaría técnicamente la máquina analítica y sus visionarias ideas sobre lo que ella llamaba la «ciencia de las operaciones», a la que hoy llamaríamos informática.  Su teoría más celebre es la que se refiere al funcionamiento de lo que hoy se conoce como algoritmo informático, que además introdujo en la máquina de Babbage. La imaginación de Ada la llevó a ver posibilidades mucho más allá que los científicos del momento, llegando a afirmar que la máquina sería capaz de realizar cualquier cosa que se le pidiera, siempre que supiéramos cómo ordenárselo. 

A Babbage no le interesaban demasiado las aplicaciones prácticas de su invento, sin embargo, a Ada le obsesionaban. Ella fue la primera en relacionarlo con el progreso tecnológico, destacando su capacidad de ser programado y reprogramado para resolver problemas y viendo su enorme potencial como un procesador de cualquier tipo de dato, que permitiría realizar cualquier tarea que pudiera expresarse mediante símbolos. Con esta obra, Ada Lovelace marcó la transición del cálculo numérico a la informática moderna, 100 años antes de tiempo. 

Tras aquel trabajo, Ada no volvió a publicar. Su salud fue empeorando hasta que murió en 1852, a los 36 años, a causa de los tratamientos para el cáncer de útero que padecía. Las decisivas aportaciones de la matemática crearon un enorme debate entre los expertos a través de los años, ya que unos le conceden el título de primera programadora de ordenadores de la historia, mientras otros se lo otorgan a Babbage. Sea como fuere, la unión de sus trabajos, inspiradora y fructífera, supuso un punto de inflexión sin igual e inició el camino hacia la era informática. ¡Un motivo más que suficiente para dejar a un lado las diferencias y celebrar sus brillantes aportaciones!

Fuente: Wiki Commons

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