«Me gusta mucho nadar porque soy una inconformista y gracias al deporte puedo exigirme mucho, proponerme retos y objetivos nuevos siempre», asegura Sarai Gascón (Terrasa, 1992). Esta frase rotunda es la mejor carta de presentación de la nadadora paralímpica de 27 años. En su casa ya no hay pared para colgar tantas medallas, o eso ha reconocido alguna vez su padre, orgulloso. En su palmarés, luce 29 medallas logradas en campeonatos europeos, 13 en mundiales, tres récords europeos, uno mundial y seis medallas en los Juegos Paralímpicos.

Su sonrisa y su entusiasmo están a la altura de su determinación y hambre de victorias. Nada puede frenar a esta nadadora veterana, cuya meteórica carrera  tuvo sus inicios en los cursillos de natación que comenzó a los 3 años y que le ayudaron a descubrir el deporte que sería la pasión de su vida: la natación.  

 «Si luchas por lo que quieres, nadie te puede parar»
Sarai se despidió de los Juegos Olímpicos de Río 2016 con tres platas. Fuente: Instagram @saraieta92

Sarai Gascón nació en Terrasa, Barcelona, en 1992. El destino la trajo al mundo el mismo año de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92: “Siempre he tenido un espíritu muy deportista, esa es la magia de haber nacido en ese año, también mágico”, asegura.

Sarai nació sin parte de su brazo izquierdo, una circunstancia que, lejos de mermar sus expectativas, tuvo, en esta deportista amante de los retos, el efecto contrario. Gracias a su discapacidad, siempre ha apuntado más alto, y ha ido directamente a donde se proponía: «Si luchas por lo que quieres, nadie te puede parar», explica.

A los 9 años, uno de sus entrenadores intuyó que aquella niña tenía madera de campeona y propuso a su familia llevarla al Club de Natación de Terrassa: “Yo me sorprendí, no me lo creía y acepté al segundo”, cuenta.

Allí los entrenamientos dejaron de ser solo pura diversión y tomaron una dimensión diferente, con un mínimo de 4 horas diarias en la piscina: “Empecé poco a poco y a medida que en cada competición mejoraba tiempos, me iba motivando más y más. Para mí, en aquel entonces, una medalla o ser competidora internacional era imposible. Gracias a mi familia, que me apoyó y ayudó, he podido llegar a ganar medallas”, recuerda la joven.

En el año 2002, con 9 años, la «nadadora prodigio» participó en su primer campeonato de España: “Competía a nivel infantil y conseguí la medalla de plata, ¡fue una pasada, me divertí y aprendí mucho!”, explica con emoción.

Con 14 años, se proclamó campeona del mundo en 100 metros braza. Con 15, ganó una plata en sus primeros Juegos Paralímpicos
El secreto de su éxito: talento, trabajo duro y "no rendirse nunca". Fuente: Instagram @saraieta92

Después, vinieron años de duro trabajo, levantándose de madrugada para alternar la piscina con los estudios. Pero gracias a este esfuerzo, por fin pudo competir con la selección española, ya a nivel internacional. En 2006 en Durban, Sudáfrica, con 14 años, se proclamó campeona del mundo en 100 metros braza : “Entrené mucho para conseguir realizar la mínima para participar y, cuando gané, estaba alucinando”, explica. Al año siguiente, con 15 años, consiguió cumplir un sueño, participando en sus primeros Juegos Paralímpicos, en Pekín, en los que logró la que sería su medalla más especial: plata en 100 metros braza. 

Desde ahí, toda su carrera ha sido imparable y a día de hoy, esta atleta, que cuenta con trece años de experiencia, veintinueve medallas y tres participaciones en Juegos Paralímpicos, pone sus miras en la cita olímpica del próximo año: “La ilusión de participar en los juegos de Tokio 2021 sigue siendo la misma que cuando empecé, ya que participar y competir en unos Juegos es una auténtica pasada. La verdad es que es de las únicas cosas que no tengo palabras para explicar”, asegura Sarai, sonriente.

Detrás de cada uno de sus triunfos, medallas o fotografías en la cima, se esconde corazón, valentía y una gran determinación, unos atributos que comparten los deportistas de élite como ella:  “El deporte es como la vida misma, hay montañas que debes escalar para, después, alcanzar la cima y eso es muy complicado. Además, compaginar deporte de alto nivel con estudios es difícil por la falta de tiempo y el estrés físico de tantas horas duras de entrenamiento”, confiesa.

«Competir en unos Juegos es una auténtica pasada. La verdad es que es de las únicas cosas que no tengo palabras para explicar”
La barcelonesa ya está pensando en los próximos Juegos Paralímpicos: Tokyo 2021. Fuente: Instagram @saraieta92

El ejemplo de Sarai invita a reflexionar sobre los límites que nos auto imponemos en el día a día. Para ella, los limites solo están en nuestra mente. La catalana ha derribado todos los muros que se le han presentado sin perder la determinación y la alegría: «Me considero muy afortunada de haber realizado el deporte que tanto me gusta, de haber podido conocer mundo, conseguido casi todos mis objetivos y conocido a gente maravillosa por el camino”.

Tras tantos años compitiendo a tan alto nivel, sin embargo, hay momentos en los que resulta difícil mantener la motivación: entrenar con disciplina día tras día, mejorar las propias marcas, proponerse nuevas metas… Sarai sabe que, para deportistas con grandes gestas a sus espaldas, superarse a uno mismo puede ser el mayor reto: “A veces es complicado porque es mucha monotonía y cada vez me exijo más. Intento proponerme varios objetivos dentro de una temporada, varios a corto plazo y uno a un año vista. Gracias a ellos, voy viendo cómo progreso y voy consiguiendo pequeñas metas hasta lograr el objetivo principal”, dice. Este sistema potencia su motivación y consigue que cada pequeña victoria actúe como una pequeña dosis de energía que colabora para conseguir el desafío final. Una estrategia inteligente y efectiva, que ha seguido hasta ahora y pretende seguir en un futuro inmediato.

Su entrega es total: “Entreno 5 horas cada día, divididas en 2 sesiones. En medio suelo dedicar las horas a recuperar y realizar mis tareas para la universidad. La alimentación y el descanso son muy importantes, por lo que son una parte importante de mi día. He tenido que renunciar a multitud de cosas por el deporte, pero no lo cambiaría por nada, ya que me ha aportado muchas otras”, asegura.

«Me considero muy afortunada de haber realizado el deporte que tanto me gusta, de haber conseguido casi todos mis objetivos y conocer el mundo y a gente maravillosa por el camino”
Dos apoyos fundamentales en la vida de Sarai: su entrenador, Miguel Vázquez, y su compañero y pareja, el nadador y medallista paralímpico Jose Antonio Marí. Fuente: Instagram @saraieta92

La natación, al igual que otros deportes que se realizan individualmente, entraña la dificultad extra de que se practica en soledad, sin los beneficios de un deporte de equipo como el apoyo entre compañeros, un hándicap con el que los nadadores de élite deben convivir durante los entrenamientos y las competiciones. En el caso de Sarai también es así, sin embargo, ella cuenta con una ayuda igual de importante: “Mis padres han sido el pilar fundamental de mi carrera como deportista. Sin su apoyo, nunca hubiera empezado a nadar”.

Además de darle aliento cuando ha tenido momentos de dudas e inseguridades, lo han hecho desde el máximo respeto, sin presionarla para seguir elevándose, una conjunción muy importante a la hora de forjar el espíritu de competición fuerte y sano, como el de Sarai.

La figura de su familia, aportándole su apoyo y amor incondicionales, sientan un buen ejemplo para los padres de las nuevas generaciones de deportistas.  “El consejo que les daría a los padres es que apoyen a sus hijos sin meterles presión de tener que llegar o realizar algún resultado. Que transmitan los valores competitivos a sus hijos como el respeto al adversario, alegrarse de los resultados ajenos, y a no rendirse nunca”, reflexiona Sarai.

El consejo que les daría a los padres es que apoyen a sus hijos  y les transmitan los valores competitivos como el respeto al adversario, alegrarse de los resultados ajenos, y a no rendirse nunca”
Sus familia la ha apoyado desde el principio: "Mis padres se levantaban a las 5 :15 de la madrugada para llevarme a la piscina antes de entrar en el colegio". Fuente : Instagram @saraieta92

A causa del momento tan atípico que estamos viviendo, y durante el tiempo que dure la pandemia, Sarai nos explica que ha tenido que frenar en seco su actividad en la piscina y seguir entrenando en casa para no perder la forma con entrenamientos aeróbicos sobre una bicicleta y trabajo con pesas. A día de hoy ha vuelto a nadar, aunque entrena con restricciones. Aun así, la deportista catalana no pierde su incansable sonrisa: “Ha sido una prueba de que, aunque nos encontremos con situaciones complicadas, debemos dar siempre la mejor versión de nosotros mismos y ser capaces de adaptarnos a los cambios, además de apoyarnos los unos a los otros. El trabajo en equipo es esencial”.

A pesar del reto que este parón ha supuesto para todos los deportistas a nivel mundial, Sarai sigue manteniendo una ilusión férrea y ya tiene fijada su mirada en conquistar una medalla de oro en los próximos Juegos Paralímpicos de Tokyo 2021, así como batir de nuevo su propio récord de Europa en varias pruebas. «Es un objetivo muy difícil, pero no imposible, así que este año voy a por ello», afirma.

Activa luchadora por la igualdad social, económica y mediática para los deportistas paralímpicos, Sarai defiende que lo primordial para conseguir el mismo respeto para todos empieza por enseñar a los más pequeños: “Creo que se tiene que empezar desde la educación, por lo tanto, desde las escuelas y las casas”. Confiesa que, en su caso, las dificultades no han sido derivadas de su género: “Personalmente, me he encontrado muchas barreras por tener una discapacidad más que por ser mujer”, explicau

Sus próximos objetivos son conquistar una medalla de oro en los próximos Juegos Paralímpicos de Tokyo 2021, así como batir de nuevo su propio récord de Europa en varias pruebas
Sarai, durante el Campeonato de Europa 2018, en el que consiguió 3 oros y una plata. Fuente: Instagram @saraieta92

Es muy probable que sus reivindicaciones ayuden a visibilizar estas desigualdades que sufre el deporte paralímpico y las personas con discapacidad. Mientras, Sarai planea un futuro en las aulas, una vez que acabe su carrera de Educación Infantil. Allí podrá compartir los valores del deporte con sus alumnos: respeto e igualdad para todos, dejando a un lado las diferencias. «Si consiguiéramos desde pequeños transmitir ese mensaje a los más pequeños, luego todo sería mucho más fácil, ya que la visión de igualdad, equidad y respeto la tendrían muy interiorizada», explica. 

Como deportista, como persona, Sarai es toda una fuente de inspiración. Una mujer especial gracias a sus valores, su fuerza y su talento, a la que seguiremos de cerca, seguros de que, más allá de los logros que ya ha conseguido, lo mejor aún está por llegar. 

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