Flint es una ciudad de 100.000 habitantes en Michigan, Estados Unidos. En 2014 cambió el suministro del agua corriente de forma temporal de uno de los Grandes Lagos al río Flint.  Lo que no se tuvo en cuenta es que las tuberías no estaban hechas para transportar agua de un río que contenía compuestos químicos.

El problema se hizo real cuando la protección de las tuberías se descompuso debido a la acidez del río Flint, haciendo que el plomo y otros químicos se filtraran al agua de consumo humano. Pero Flint era solo la punta del iceberg, miles de ciudades estadounidenses estaban siendo suministradas con agua contaminada.

Seis mujeres brillantes lucharon para devolver a los ciudadanos el derecho a disponer de agua limpia, sin esperar a que nadie les diera permiso para mejorar la situación de su comunidad.

La activista

“El gobierno no estaba escuchando a los adultos, los adultos no estaban escuchando al gobierno, así que pensé que nos escucharían a niños como yo.” (Mari Copeny)

Mari Copeny, de once años, ganó el concurso de belleza Little Miss Flint en 2015. Sin embargo, lejos de dedicar su vida a este tipo de competiciones, quiso aprovechar su visibilidad para iniciar un diálogo entre los niños de su ciudad y la policía.

Cuando las cañerías de Flint comenzaron a suministrar agua corrosiva, ella y su familia sufrieron lesiones cutáneas debido a la alta concentración de componentes tóxicos. Fue entonces cuando la pequeña alzó la voz, escribiendo una carta al presidente de Estados Unidos en ese momento: Barack Obama.

Tras haber leído la carta, Obama decidió conocer personalmente a Mari. El presidente acudió a Flint para poder ver de cerca el problema, para visibilizar a escala nacional la preocupante realidad, y poder darle una solución a largo plazo.

Mientras el mensaje de Little Miss Flint resonaba por todo el país, los ciudadanos empezaron a plantearse cómo subsanar esta situación. Este fue el caso de tres jóvenes ingenieras que partieron de un proyecto de la NASA para crear un filtro que garantizase la calidad del agua.

 

Las ingenieras

Sabíamos que el agua de los centros educativos no era buena porque todos los años hacían pruebas para detectar la presencia de plomo. Y sabíamos que era un problema que queríamos solucionar.” (India Skinner)

Amigas desde la infancia, Mikayla Sharrieff, India Skinner y Bria Snell, compartieron las 270 horas de servicio comunitario necesarias para graduarse en el instituto. Juntas acudieron al In3 (Inclusive Innovation Incubator), donde se les sugirió que participasen en un concurso de investigación de la NASA, el OPSPARC (Optimus Prime Spinoff Promotion and Research Challenge).

Estas jóvenes prodigio decidieron involucrarse en un proyecto ya existente de la NASA relacionado con el agua. Gracias a su tremenda curiosidad e ingenio, desarrollaron un filtro de agua basándose en el que se usó durante el programa Apollo.

En palabras de India: “La población tiene derecho a disponer de agua limpia”, por eso decidimos crear un filtro que permitiera ver cómo se filtra el agua”. El dispositivo utiliza una hélice que saca las toxinas a través de un filtro, además incluye unas tiras que miden el pH, para constatar la calidad del agua.

Gracias este proyecto innovador, Mikayla, India y Bria recibieron un premio en el Centro de Vuelo Espacial Goddard, de la NASA. Aunque, según confiesan, el mejor regalo es la satisfacción de haber servido de inspiración para otros jóvenes.

La inventora

“Creo que los científicos son como superhéroes porque los superhéroes salvan a la gente y hacen lo que es mejor para la sociedad, y es exactamente lo que hacen los científicos.” (Gitanjali Rao)

Gitanjali Rao es una inventora prematura de trece años, que vuelca todos sus esfuerzos en mejorar la vida de los demás. Estudió nuevos métodos de edición genética para evitar la propagación del Zica, creó una aplicación móvil que detectase el ciber-acoso en los colegios, y quiso mejorar la caja negra de los aviones para evitar que desapareciesen sin dejar rastro.

Cuando Rao empezó a investigar el caso de la contaminación del agua en Flint, pudo apreciar lo costoso que resultaba para los ciudadanos poder testar de forma casera la calidad del agua. Para Rao ningún problema es demasiado grande, por lo que comenzó a plantearse cómo extraer el plomo del agua potable.

Fue investigando en la web del departamento de ciencia de materiales del Instituto de Tecnología de Massachusett (EEUU), cuando a Rao se le encendió la bombilla: “Descubrí una nueva tecnología que usaba sensores de nanotubos de carbono para detectar gases peligrosos en el aire, e inmediatamente pensé en aplicarla a la detección de plomo en el agua de consumo humano.”

Sin pensarlo dos veces, Rao, que poseía unos conocimientos sobre hidrología propios de un doctor en la materia, fue a la red municipal de agua de Denver (EEUU), donde conoció a la directora de laboratorio, Selene Hernández Ruíz. Juntas comenzaron a trabajar en hacer realidad el prototipo de Rao, creando Tethys, un dispositivo que permite detectar la cantidad de plomo del agua.

Actualmente, están trabajando en mejorar este medidor para que sea capaz de detectar la presencia de mercurio, arsénico y cadmio en el agua. En palabras de la joven Rao: ”Espero que este dispositivo de detección de plomo nos motive a seguir luchando por solucionar el problema.”

 

La emprendedora

Debemos tratar al agua como tratamos al dinero. El dinero es un bien valioso y escaso, por lo que creamos todo tipo de herramientas para gestionarlo. Necesitamos herramientas igual de sofisticadas para gestionar el agua.” (Doll Avant)

Mientras investigaba sobre posibilidades de comercio vinculadas al agua, el padre de Doll Avant, un hombre que siempre había seguido un estilo de vida saludable, fue diagnosticado con diabetes.

La joven había tenido contacto con estudios sobre la calidad del agua durante su beca en el Parque de Investigación de la NASA, por lo que no pudo evitar relacionar la enfermedad de su padre con la ingesta de agua contaminada.

La inevitable muerte de su padre fue el detonante que motivó a Doll a examinar en profundidad la crisis de la calidad del agua en Flint. La joven investigadora encontró un estudio que relacionaba la presencia de arsénico en el agua con el desarrollo de diabetes a largo plazo.

Esta alarmante realidad no era lo único que Doll averiguaría, miles de ciudades estadounidenses presentaban un nivel de toxinas incluso mayor al de la ciudad de Flint, que superaban con creces los niveles legales de calidad impuestos por la EPA (Environmental Protection Agency).

Para combatir esta precaria situación, la joven fundó la Aquagenuty, una compañía que tiene como objetivo crear la mayor base de datos sobre agua del mundo. Al introducir tus direcciones y cuánto tiempo has vivido en cada domicilio, el sistema te informa sobre la calidad del agua que consumes y te aconseja sobre cómo deshacerte de las sustancias tóxicas que has ido acumulando en tu organismo.

Mari, Mikaila, India, Bria, Rao y Doll son seis luchadoras que, gracias a la tecnología y a una curiosidad insaciable, están aportando magníficas soluciones a problemas que hasta entonces parecían imposibles de resolver. Aunque cada historia es única, todas parten del convencimiento de que el mundo puede ser un lugar mejor si luchamos por cambiarlo.

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